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1143-1901

 

El pequeño Santuario de Schoenstatt tiene una larga historia. La primera mención se encuentra en un documento del 28 de septiembre de 1319, donde consta que Guda von Castorf, la criada del Prior, regala tres viñedos a la capilla de San Miguel para un mejor sustento del capellán y para que se pueda celebrar diariamente la Santa Misa en la capillita. La capilla de San Miguel era la capilla del cementerio del antiguo claustro de Schoenstatt, y por este motivo sus primeros fundamentos proceden de mediados del siglo XII.

El documento de fundación del antiguo Schoenstatt data del 24 de octubre de 1143. El nuevo monasterio construido por el Obispo de Tréveris se les asignó como residencia a las religiosas agustinas de Lunnich, junto al río Mosela. Era una época de florecimiento de la vida religiosa, no en último término a causa de las Cruzadas.

El monasterio creció rápidamente. Junto a él se edificó una basílica y en el año 1226 el Arzobispo de Tréveris debió incluso exhortar al monasterio de Schoenstatt que no aceptara a más de cien religiosas, pues el edificio no tenía suficiente espacio y aunque el monasterio estaba provisto de abundantes bienes que aseguraban el sustento de las religiosas, se había llegado al límite de las posibilidades.

El documento de 1143 les da también a las religiosas el derecho a tener un cementerio. Esto abrió una nueva fuente de ingresos. Quien se lo podía permitir mediante el pago correspondiente, podía ser enterrado junto al monasterio. En retribución, las Hermanas prometían ofrecer sus oraciones por los difuntos. Para esta finalidad se construyó la capilla del cementerio, dedicada a San Miguel Arcángel.

El monasterio en si fue consagrado a Nuestra Señora. La segunda patrona era Santa Bárbara. Las religiosas tenían una reliquia de ella. Por eso el monasterio se llamó también “Santa Bárbara”. Aparte de la reliquia de Santa Bárbara tenían también otras reliquias, pero esto no se reflejó en el nombre del Monasterio. La veneración de las reliquias era algo “de moda” y los Cruzados traían muchas de ellas de Palestina.

Aun así, los tiempos cambiantes no salvaron al monasterio de Schoenstatt. Las guerras y las revueltas de los siglos XV y XVI causaron una disminución en el número de religiosas en el que antes era un floreciente monasterio. A esto se agregó que perdieron la protección exterior, porque la nobleza del Westerwald se hizo protestante. Paralelamente a la decadencia exterior, decayó también la vida espiritual. Las últimas religiosas dejaron el monasterio en 1567. Se trasladaron a Coblenza, donde ellas y otras religiosas se alojaron en un convento que recientemente había quedado vacío.

En el año 1567, por una carta del Arzobispo y príncipe elector Jacobo III de Eltz fechada el 30 de septiembre, todas las propiedades del monasterio de Schoenstatt fueron adquiridas por la diócesis de Tréveris, y las últimas Hermanas se trasladaron de Schoenstatt a Coblenza. La propiedad entera, llamada en adelante “Finca del monasterio de Schoenstatt” corrió serios peligros en los siglos siguientes y su historia estuvo llena de vicisitudes.

Durante la Guerra de los 30 años, el edificio del convento fue ocupado por tropas francesas y suecas (como lo fue también Vallendar), y cuando se retiraron en 1636, quedó totalmente destruido. Sólo sobrevivieron a este vandalismo las dos torres occidentales de la basílica, algunas paredes de los fundamentos del monasterio y la Capilla. Después, con el correr del tiempo, el monasterio cambió continuamente de propietarios y de destino hasta el arribo de los Padres Pallottinos en 1901.

En 1681, el industrial Bertrand von Marioth, por ese entonces propietario del lugar, reconstruyó la capilla de San Miguel en memoria de sus padres, provenientes de Bélgica. La madre era de la familia de Tornaco. El altar barroco, torneado, que se colocó en la Capilla reconstruida y que en parte se conserva hasta hoy, exhibe los blasones de las familias Marioth y de Tornaco. La capilla de San Miguel había recuperado su finalidad. Los domingos y fiestas se podía celebrar allí la Sta. Misa, con la condición de no recargar con esto al párroco de Vallendar.

En muchos lugares consta que la Capillita fue nuevamente destruida durante las Guerras de la Liberación. El P. Schulte argumenta en contra:

Durante las Guerras de la Liberación, en los años 1813/14, una parte del ejército de Blücher se quedó cerca de Vallendar antes de cruzar el Rin. Los soldados probablemente usaron la capilla de San Miguel como un depósito y con ello fue devastado su interior. Probablemente no fue destruida totalmente como se dice aquí y allá, pues de lo contrario no se hubieran conservado piezas significativas del antiguo altar de madera.

El P. Schulte resume también los acontecimientos del siglo XIX:

En los años 1823 y 1825 una comunidad sucesoria dividió la propiedad original en muchas parcelas que finalmente cayeron en varias manos.

En lo que fue la plaza de la iglesia, junto a las torres antiguas, un campesino construyó su sencilla vivienda con un par de humildes edificios agrícolas.

En el valle de Hillscheid surgieron muchas pequeñas fábricas a lo largo del arroyo, que existieron aún en nuestro siglo.

Peter Demond, de Höhr, adquirió los restos del antiguo monasterio, con la capilla de San Miguel y el campo circundante hasta el valle de Wambach. Él alquiló “el molino del antiguo monasterio”, en Wambach, a un pariente lejano llamado Johann Georg Flesch, quien tuvo allí por muchos años un molino o prensa para producir aceite. El 24 de febrero de 1826 nació allí Margareta Flesch, que más tarde, como Hermana Rosa, fue la fundadora de las Hermanas Franciscanas de Waldbreitbach.

En el edificio principal subsistió durante 40 años una fábrica de pipas. Entonces las Hermanas Grises intentaron fundar allí una sede, pero fueron ahuyentadas por la “Guerra de la cultura” prusiana (lucha entre la Iglesia y el Estado en Alemania entre 1872 y 1887).

En el terreno del antiguo estanque del monasterio, una señorita Wolter construyó una escuela de señoritas con internado, a la que llamó “Marienau” (“Vergel de María”). Existió hasta 1919.Auf dem Gelände des alten Klosterteiches und späteren Eisenhammers errichtete eine Fräulein Wolter eine höhere Töchterschule mit Internat, die sie "Marienau" nannte und die bis 1919 bestand.

Las ya mencionadas Hermanas Grises (1869–1889) usaron la capilla de San Miguel como depósito para la leña y el carbón. Esto aclara inequívocamente que la capilla estaba intacta y protegida de la intemperie.

Cuando se mudaron, las Hermanas Grises ofrecieron venderle su sede a un Sr. Dorsemagen, de Wesel, en el bajo Rin. Él la compró y se estableció allí con su familia (tenía 7 hijos).

El P. Schulte cuenta sobre esto:

Finalmente el Sr. Karl Dorsemagen compró la antigua casa señorial, la adecuó nuevamente como vivienda y en las últimas décadas del siglo XIX creó en los terrenos que rodeaban a la capilla de San Miguel un costoso y magnífico parque. Sin embargo, en el año 1900 se vio forzado a vender nuevamente la propiedad. Encontró buenos compradores en los Padres Pallottinos, de Limburgo junto al Lahn

En una carta fechada en 1940 y dirigida a las Hermanas de María, la Sra. Carola Dorsemagen de Huisgen cuenta de los tiempos que la familia Dorsemagen pasó alli. Entre otras cosas, que su padre encontró la hermosa propiedad bastante venida a menos y que trabajó incansablemente para crear allí un pequeño paraíso para los suyos.

También fue restaurada la capillita para usarla como un oratorio privado, especialmente en mayo y en octubre (mes de María y mes del rosario, respectivamente). Para ello, el Sr. Dorsemagen consiguió elementos para decorar el interior. Le encargó al Sr. Gelhard, un carpintero de Vallendar, un altar y bancos en estilo gótico. Estos bancos fueron colocados a derecha e izquierda. Eran angostos y en cada uno cabían tres personas.

La familia colocó sobre el altar una imagen de Nuestra Señora de Lourdes, que llevó consigo cuando en 1900 se mudó a Bonn. Dicho sea de paso, esta mudanza se hizo por beneficiar a los hijos: los varones comenzaron sus estudios universitarios y las hijas, según un especial deseo de la Sra. Dorsemagen, podrían presentarse mejor en la sociedad.

En las ventanas se colocaron sencillos vidrios emplomados. En dos fotos antiguas no se ve campana alguna en la torrecilla, y no se sabe en qué momento fue colocada una (cuando sucedió esto, la campana era accionada mediante un cable metálico que en 1921 fue reemplazado por una soga de cáñamo)

Una peculiaridad de la capillita, regalada por el Sr. Dorsemagen, es un raro reclinatorio que podía servir como comulgatorio.

Erstes Foto von AltSchönstatt um 1902

www.urheiligtum.de - La página sobre el Santuario Original del Movimiento internacional de Schoenstatt.

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